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SEGUIR CAMINANDO…A PESAR DE TODO




Juan Varela Reyes

 

                                                                                                                              “Hegel dice, en alguna parte, que todos 

                                                                                                                              Los grandes hechos y personajes de la 

                                                                                                                              Historia aparecen, como si dijéramos, 

                                                                                                                              Dos veces. Pero se olvidó de agregar: 

                                                                                                                              Una vez como tragedia y la otra como 

                                                                                                                              Comedia”

                                                                                                            

(K. Marx: El 18 Brumario de Luis Bonaparte”)

A manera de presentación:

 Mirando nuestra realidad chilena, en la actual coyuntura, vamos percibiendo que se ha instalado un discurso que va permeando las posibilidades de ir dibujando un proyecto de transformaciones sociales, que permita una respuesta frente al avance del neoliberalismo como modelo omnipresente en todos los ámbitos de la realidad. Dicho discurso que ha empezado a tomar fuerza al interior de la izquierda, de sectores del así llamado “progresismo” y, sobre todo, en las filas de la Izquierda Revolucionaria, es el despliegue de las ideas políticas, económicas, culturales y sociales de la extrema derecha. 


Durante este año, en que tendrán lugar la elección de alcaldes, concejales y Gobernadores Regionales, han surgido discursos que señalan el avance mencionado y pronostican, por tanto, y, como una suerte de profecía autocumplida, la inminencia del triunfo de la derecha liberal y de la extrema derecha. Ello va teniendo efectos en la mentalidad de compañeros, que, asumiendo esa situación de forma apremiante, empiezan a mostrar peligrosos síntomas de derrotismo, de inmovilidad, de apatía, o de un triunfalismo ingenuo, creyendo que, los triunfos electorales, por sí solos, entregarán los elementos y las claves para avanzar en grados superiores de la conciencia del pueblo. Los problemas que enfrentamos son más complejos que determinadas acciones tácticas, que, de todas maneras, hay que enfrentar, lo cual exige invertir la lógica de nuestros planteamientos, vale decir, son nuestros lineamientos estratégicos los que orientan la táctica y no al revés. 

                  Creemos oportuno y necesario entregar algunas reflexiones, que nos permitan ir desentrañando ese fenómeno del surgimiento de la ultraderecha (fascismo, como le conocemos corrientemente), que no es tan sólo algo particular de nuestra sociedad chilena, también ha emergido con fuerzas en otras latitudes de América Latina y Europa. En el caso de América Latina los casos más icónicos son: Argentina, Ecuador y Brasil, aunque en este último país, con el triunfo del presidente Luis Ignacio Lula da Silva, se ha contenido, momentáneamente, el despliegue de las ideas y políticas de la derecha extrema. En el caso de Europa, tenemos el caso de Italia y, más recientemente, Portugal. 

                  Creemos que la situación así planteada tiene sus causas en una serie de factores que, en ciertos momentos, aparecieron inconexos entre sí, pero con la fuerza de los hechos se han ido relacionando, hasta llegar al momento que tenemos en la actualidad.  

En esta oportunidad, queremos entregar nuestra reflexión sobre uno de ellos para ir dibujando un análisis de la situación, teniendo presente que también y, consecuentemente, debemos impulsar un debate al interior de la Izquierda Revolucionaria, sin dejar de lado el despliegue de nuestro accionar presente, privilegiando el debate de las ideas y aportando a la toma de conciencia, ya que siguiendo a Saramago (1999 Congreso de la Izquierda Unida en España), planteó que lo que tenemos hoy día para hacer frente al capitalismo neoliberal, no son proyectos, programas u otras cosas, sino solo nuestra conciencia. 

 

 La Totalidad Dialéctica 

                                                                                                            “El que no quiere cambiar todo es que no 

                                                                                                            Quiere cambiar nada” (Lenin)

 

                  El tema de la totalidad dialéctica es uno de los temas poco abordados en nuestros análisis sobre la realidad. Cuando lo mencionamos, parece ser que entramos en una pieza oscura, sin ninguna luz que indique nuestra ubicación,  muchas veces lo contingente nos hace desechar el abordaje de esta categoría que hay que relevar, sobre todo porque el concepto de totalidad está indisolublemente ligado a la realidad que queremos conocer, analizar…y transformar. La totalidad no es un camino para captar y describir todos los aspectos, niveles, propiedades, relaciones,  contradicciones y procesos de la realidad, “es la teoría de la realidad como totalidad concreta” (Kosik)

                  Vamos a tratar de aportar a la explicación de la totalidad dialéctica, haciendo el esfuerzo por entregar algunos elementos de la forma más simple y sencilla posible, advirtiendo que ello es complejo, porque la realidad que enfrentamos así lo es. La totalidad dialéctica está, como decimos, imbricada con aquello que aspiramos a desentrañar de la realidad, en ese sentido es que la totalidad no es un método, es la propia realidad. 

                  Para partir, nos planteamos la cuestión de como es posible conocer aquello que llamamos lo real, y nos planteamos la pregunta ¿Qué es la realidad? Dependiendo de la respuesta que demos a esta pregunta ello nos indicará el camino para conocerla y transformarla, asumiendo que ese conocimiento que tengamos de ella es ya un paso en el camino de su cambio y transformación. 

                  Si la realidad la concebimos, como decía el profesor Zemelman, como lo dado, es decir, aquello que existe independientemente de si la queremos conocer, entonces, la realidad de la que hablamos no es más que un conjunto de datos, hechos, situaciones, reunidos mediante una cierta relación de causalidad. Esta concepción de la realidad, íntimamente relacionada al positivismo que se ha instalado, con su propia epistemología en la generación de conocimientos, con una forma propia de conocer y construir conocimientos sobre la realidad, para lo cual reduce toda la realidad a la realidad física, es decir, que toda la realidad debe ser conocida mediante el método de las ciencias naturales,  si los fenómenos o problemas naturales, los podemos conocer por la vía de la observación y experimentación individual, es posible conocer la realidad social de la misma manera, lo que implicaría que los fenómenos sociales se explican sólo porque hay determinados efectos que se originan por sus causas. Lo complicado de ello es que seguimos haciendo los caminos de analizar y actuar sobre los efectos, dejando intactas las causas, lo que lleva a que los sujetos que conocen asumen, como exigencia positivista, una posición de neutralidad y, se nos plantea la interrogante: ¿se puede ser neutral en el proceso mismo de conocer? 

                  El método de las ciencias naturales, del positivismo básicamente, obliga a ciertas reglas que es necesario cumplir si es que se quiere ser “objetivo” en el análisis de la realidad y su transformación. Cuando nos damos cuenta de que el método positivista deja afuera de su análisis ciertas cuestiones centrales de la realidad, decimos que lo que tenemos al frente es una cuestión de método y el camino elegido para resolver es fetichizar el método. La crisis de las ciencias sociales no pasa por una cuestión de método, sino de contenidos. Mientras nos damos vueltas en cuestiones metodológicas, dejamos intactos los contenidos que tenemos que considerar; contenidos que provienen de la propia realidad. En ese sentido es que podemos hablar de una epistemología dominada, cerrada sobre sí misma y no la abrimos a las posibilidades de conocer aquellas contradicciones del capitalismo que atraviesan toda nuestra necesidad de conocer. 

                  Existe una segunda opción de concebir la realidad, que da un paso más allá de la postura positivista y que pone el acento en la comprensión, o sea, concebir los fenómenos y problemas sociales, también como una relación de causalidad, pero agregando un elemento de carácter sociológico, weberiano,  la racionalidad y la posibilidad de que los sujetos le otorguen significado a aquello que van descubriendo, más allá de las causalidades, inherentes a toda problemática. El proceso así planteado asume que la realidad es dinámica y, por tanto, cambiante, sólo que agrega el tema de la significación: utilitaria, valórica y otras, pero subsistiendo en dicha concepción cierta inmovilidad, ya que los significado no existen por sí solos, ellos cambian en tanto la realidad se transforma. Lo que queda sin abordarse, desde esa visión, es el tema de la historicidad de los fenómenos sociales. Los fenómenos que conocemos tienen una historia, determinadas circunstancias históricas que los ubican en una espacialidad y una temporalidad definidas, que les determinan en su génesis y en su desarrollo. 

                  Por su parte, la totalidad dialéctica asume que cada fenómeno (hecho o problema social)  puede ser comprendido como “elemento del todo” (Kosik, 1967). A ello se agrega que, “un fenómeno social es un hecho histórico en tanto y por cuanto se le examina como elemento de un determinado conjunto y cumple por tanto un doble cometido que lo convierte efectivamente en hecho histórico: de un lado definirse a sí mismo, y, de otro, definir al conjunto; ser simultáneamente productor y producto” (Kosik, 1967)

                  La diferencia entre los dos primeros procesos de construcción de conocimiento y el conocimiento dialéctico se debe, fundamentalmente, a las concepciones distintas de la realidad. En unos, el proceso avanza en forma lineal y por etapas, mientras que la concepción dialéctica, avanza de forma circular, de las causas a los efectos y viceversa, por ejemplo. 

                  El desafío es, en el plano de generar inéditos conocimientos sobre nuestras realidades, con inéditas complejidades, que se torna necesario desentrañar,  Construir conocimientos sobre ellas,  implica retomar aquellos elementos de análisis, que dejamos a la orilla de nuestro camino, retomarlos a la luz de las nuevas contradicciones y totalidades que nos presenta al capitalismo hoy, siguiendo a Kosik: “si la realidad es un conjunto dialéctico y estructurado, el conocimiento concreto de la realidad consiste, no en la sistemática adición de unos hechos a otros, y de unos conceptos a otros, sino en un proceso de concretización, que procede del todo a las partes y de las partes al todo”

La totalidad dialéctica de la actualidad. 

                  En diversos tiempos y espacios de la Izquierda Revolucionaria hemos ido transitando desde lo coyuntural o contingente hacia extraños balbuceos sobre el desarrollo del capitalismo neoliberal y sus procesos. Asumir, como parte integrante del movimiento que origina la dinámica capitalista que, en el caso chileno, es considerar el neoliberalismo como algo ya consolidado, como proceso; al contrario de nuestras conclusiones sobre éste en que reclamamos sobre aquello que se sigue construyendo, y no es otra cosa que nuevas medidas implementadas en todos los ámbitos de la vida,  para asegurar su mantenimiento por largo rato. Esa afirmación hipotética nos sitúa, entonces, en una dinámica y lógica distinta. De la otra manera, siempre nos topamos con callejones sin salida, y volver de forma recurrente sobre los pasos que ya hemos caminado. 

                  Asumir que el neoliberalismo capitalista es algo ya consolidado, nos permite caminar a descubrir las causas y no seguir dando vueltas interminables sobre los efectos solamente. Con ello vamos denunciando los más graves atropellos a la dignidad humana, a la necesidad de luchar por una Vida Digna para todos. Esa lógica de hoy nos sigue encaminando a la posibilidad de los “caminos cortos” y no a la necesidad histórica del “camino largo”. 

                  Esta idea de los caminos cortos ha invisibilizado las posibilidades del camino largo y lo más trágico, va invisibilizando a los pobres del campo y la ciudad y la necesidad de trabajar en su construcción como sujetos históricos. Las exigencias coyunturales, sobre todo las electorales, se fundamentan en algunas cuestiones perversas, como, por ejemplo, la alienación de los trabajadores frente al sentido que deben tener las elecciones y, en la fetichización del proceso electoral, como algo ajeno y sin posibilidades de decidir, en aras de una participación espuria como sucedáneo o algo parecido a procesos de decisión colectiva de las contradicciones. 

                  Arribar hoy, a una mirada de la realidad, como totalidad dialéctica, significa hacernos un par de preguntas: ¿la totalidad dialéctica presente en nuestras realidades latinoamericanas, la podríamos definir como una consecuencia de las crisis que hoy atraviesan al capitalismo?, ¿en qué medida podemos considerar que nuestras realidades están signadas hoy por dicha crisis? La respuesta a estas interrogantes va a depender, en últimas, de la concepción de la realidad que tengamos. 

                  Debemos considerar al capitalismo como un fenómeno con su propia historicidad: con su momento originario, su propio desarrollo y debemos aproximar (hacer cerca) el momento de su muerte y desaparición. Las crisis y contradicciones capitalistas del momento presente ciertamente no son terminales; el capitalismo ha sabido sortear con éxito etapas que le han sido difíciles, pero las contradicciones originarias no han podido resolverse, el conflicto originario, fundado en la explotación y alienación de los trabajadores, la porfiada lucha de clases que sigue ordenando la historia y el devenir de los pueblos. 

                  Desde la postura dialéctica hay que decir que una de las formas recurrentes de resolver sus crisis por parte del capitalismo, ha sido develar su apariencia y ocultar su esencia, como, por ejemplo, en el plano económico ha sabido como visibilizar el origen de su ganancia, pero del mismo modo, ocultar el origen de la plusvalía. 

Algunas palabras sobre la crisis de (o en) el capitalismo     1

                  Todo modelo económico tiene en el mercado uno de sus componentes fundamentales, ya sea un modelo económico liberal (capitalista) o centralizado (socialista) consideran al mercado como un ente que define las decisiones en la economía política. 

                  Se afirma en diversos contextos que la causa de la crisis ha sido la desregularización de los mercados financieros, señalando a los fundamentalistas del mercado como los responsables de esta. De este modo se visibiliza la crisis como resultado de la contradicción existente entre mercado libre y mercado intervenido.

                  Pero este debate es un debate sobre el mecanismo económico usado para el desarrollo de las fuerzas productivas – mercado libre o mercado regulado – y no sobre la forma particular del sistema capitalista de producir riqueza. Este debate, de todas maneras, es un debate en el seno de la propia burguesía. 

                  Sólo dejar un par de reflexiones sueltas sobre este tema de un abordaje en un futuro cercano, como anunciamos, y básicamente para dejar instalado el tema de la crisis capitalista. 

                  Se presenta esta crisis, sobre todo por sectores liberales, como que la disminución de las ganancias tiene efectos sobre el empleo y el desarrollo. Hay que decir que no es que los capitalistas dejen de ganar, simplemente ganan menos de lo que las expectativas iniciales les proyectaban. 

                  La actual crisis se presenta como el agotamiento de la estrategia de expansión capitalista neoliberal. Dos elementos permiten fundamentar esa afirmación; por una parte, la sobre producción y la depresión mundial. Ello plantea que los procesos de globalización que, en un momento significó la forma específica de expansión del capitalismo, hoy están en entredicho. Frente a esa situación las formas de enfrentarla son distintas, ya se trate de los países del primer mundo, que se ven obligados a echar mano a políticas proteccionistas y la intervención del Estado y con ello resolver la situación de las empresas en quiebra; mientras que, para la periferia mundial, la disyuntiva es la sujeción a los propósitos de las grandes potencias o buscar alternativas propias, como la regionalización. La globalización y el neoliberalismo aparecen desacreditados como políticas impulsoras del libre comercio y demás políticas de ajuste estructural.

                  Se trata de una crisis objetiva del capitalismo, que afecta a su base material. Pero también una crisis de los elementos políticos e ideológicos expresados, no tanto como determinismo desde lo económico, sino como una apelación a la idea de la totalidad dialéctica. Es decir, la consideración de la crisis del capitalismo como algo en movimiento permanente y, en donde nuestros análisis no pueden ser la realidad analizada, ello es simplemente análisis. Es decir, el análisis de la realidad no es la realidad. 

                  La crisis política. El neoliberalismo capitalista, tuvo la capacidad de atraer a sus filas políticas, de distinto signo y tendencia, y con ello obtuvo un ensanchamiento de su base de sustentación y de paso aislar a la corriente revolucionaria. Con ello logró una contundente concentración del poder, desmantelando a su paso aquellos proyectos y agentes políticos – vía cooptación – que podrían encarnar una alternativa y la transformación radical de la sociedad. En la actualidad, no surge ni hay un agente colectivo, en contradicción a los intereses del gran capital.

                  En su carrera por seguir ganando el capitalismo hoy no sólo sigue produciendo bienes y mercancías para la satisfacción de necesidades, sino que en el presente produce también necesidades, lo que produce contradicciones con la subjetividad de los pueblos que ven como se arrasa con su cultura, su memoria, su vida cotidiana y se las transforma en objetos que se transan en los mercados simbólicos. 

 

A modo de reflexiones finales. 

El camino corto de las coyunturas electorales debe ser inspiradas, orientadas por la lógica del camino largo, de la gran caminata, que debemos retomar con fuerza en estos momentos, en que los “peligros inminentes” de los triunfos momentáneos de la extrema derecha en nuestro continente, ordenan el que hacer

Una de las tareas que debemos emprender como imperativo es la construcción de conocimientos, inéditos para analizar una realidad que tiene componentes inéditos y complejos. Uno de los supuestos de dicho proceso es la construcción de conocimiento crítico, y de una actitud crítica.

¿En nombre de qué y desde dónde se puede criticar? Los problemas que planteamos en este trabajo tienen su origen en un espacio determinado: el espacio de la lucha de clases, y buscan unos fines determinados: continuar con la explotación de los trabajadores, presentando sus efectos de manera invertida. Ese espacio y esos fines se encarnan en el poder dominante cuyo fin determinado, por su lado, es encontrar y hacer uso de aquellas formas y mecanismos que le permitan mantener y perpetuar su dominación.

Si partimos desde allí, entonces, la respuesta a la interrogante sería: nuestra crítica la hacemos en nombre de un fin diferente del que persigue el poder de la dominación, y asumimos que no podemos hablar solamente de un fin determinado, sino también de las condiciones de posibilidad desplegadas y de las acciones tendientes a lograr ese fin. Por ello asumimos una posición crítica que tiene como preocupación la realización de un propósito distinto. No pretendemos plantear una crítica abstracta o moralizante, o fundada en virtud de valores o principios y lejos de nuestro alcance, se trata de una postura crítica que se sitúa en un espacio y un tiempo concretos. 

Por último, no podemos plantear la crítica moralizante sobre el capitalismo. Si así lo planteamos, entonces, no queremos terminar con el capitalismo, sino sólo hacerlo más humano. 

 

Muchas gracias 

 

 

 

 

 

 

NOTAS 

1 sobre la crisis capitalista, siendo un tema relevante y que estamos trabajando,  para abordarlo en una reflexión que compartiremos en un tiempo cercano, había que decir que una de las aproximaciones clásicas, sobre todo actuales, señala que ella está relacionada por la contradicción entre regularización centralizada y el rol del mercado.

 

 

Bibliografía:

Kosik, Karel (1967) “Dialéctica de lo Concreto” Editorial Grijalbo México

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